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El cultivo de papas es una tradición profundamente arraigada en la cultura de muchos países suramericanos, especialmente en la región andina. Sin embargo, una familia ecuatoriana en Estados Unidos ha captado la atención en redes sociales al mostrar cómo mantienen viva esta costumbre en su propio jardín, desatando una ola de comentarios a favor y en contra.
La cuenta de Instagram @ecuatorianosnewyork compartió un video de la familia sembrando papas con un mensaje que invitaba a la reflexión: «En Ecuador, cosechar en el patio es parte de nuestra historia y orgullo. En USA, muchos lo ven como algo extraño o innecesario. ¿Será que mantener esta tradición aquí es una buena idea o deberíamos adaptarnos a otras formas de vivir? ¿Qué opinamos?».
A favor y en contra: opiniones divididas
Las respuestas no se hicieron esperar, mostrando la diversidad de opiniones sobre este tema.
Por un lado, muchos usuarios apoyaron la iniciativa, destacando el valor de mantener las tradiciones y la practicidad de la práctica. «Con lo que cuesta la comida ahora, esto se llama ahorrar dinero», comentó un usuario, mientras que otro añadió: «Felicitaciones, las plantas ornamentales no se comen, las papas se las guarda y duran como dos meses».
Por otro lado, hubo quienes criticaron la decisión, argumentando que no se adapta a las costumbres estadounidenses. «No están en el campo», recriminó un seguidor. Otros se preguntaron qué pensarían los vecinos, sugiriendo que la práctica podría ser vista como inapropiada.
Mantener las tradiciones en un nuevo hogar
Los videos, publicados originalmente por la usuaria de TikTok @zoilaloja85, muestran a la familia en el proceso completo, desde la siembra hasta la cosecha de papas en su jardín en Connecticut. Es importante mencionar que no es ilegal cultivar en jardines privados en este estado, por lo que la familia está dentro de sus derechos al hacerlo.
@zoilaloja85 ♬ sonido original – Jessy🇪🇨
Este caso pone de manifiesto el desafío que enfrentan los migrantes al navegar entre mantener sus raíces culturales y adaptarse a las nuevas costumbres de su país de acogida. La historia de esta familia ecuatoriana es un claro ejemplo de cómo una simple actividad puede generar un debate mucho más amplio sobre la identidad, la tradición y la adaptación en el contexto de la migración.
