En un reciente análisis que ha comenzado a circular, el abogado Ramiro Aguilar Torres desvía la mirada de la efervescencia de las redes sociales y la continua «descomposición de la Revolución Ciudadana» para enfocarse en la gestión del actual gobierno de Daniel Noboa. En su artículo titulado «El arte de concentrar poder en un Ecuador en llamas», Aguilar Torres ofrece una perspectiva crítica sobre las estrategias presidenciales y sus implicaciones para el país.
La Estrategia de Noboa: Dividir y Conquistar la Clase Política
Según Aguilar Torres, Daniel Noboa ha demostrado una aguda comprensión de la clase política ecuatoriana, logrando dividirla en dos esferas operativas distintas. Por un lado, la Asamblea Nacional se ha convertido en el escenario donde los «ex-RC» protagonizan un «festival de delaciones, corrupción, ataques y descalificaciones» entre sus propios excompañeros. Esta dinámica, lejos de afectar al Ejecutivo, parece beneficiarlo al mantener al Legislativo en un estado de confrontación interna.
Mientras tanto, el equipo del Ejecutivo opera con una notable autonomía, «ajeno al embarre parlamentario y sin control político alguno». Esta desconexión, señala Aguilar Torres, permite al gobierno avanzar en su agenda sin la necesidad de debatir o rendir cuentas de manera exhaustiva en el ámbito legislativo.
Proyectos de Ley Urgentes y la Reconstrucción Normativa sin Debate
Una de las principales herramientas de gobernabilidad de Noboa, según el análisis, son los proyectos de ley económicos urgentes. Este mecanismo no solo garantiza una «rapidísima descalificación de la Asamblea», que podría ser disuelta «en cualquier momento, si quisiera, con la aquiescencia de los electores», sino que también permite la introducción de reformas a cualquier ley a través de Disposiciones Generales o Transitorias.
El abogado Aguilar Torres subraya que esta táctica conduce a la «reconstrucción del edificio normativo sin debate y con propósitos políticos muy claros: ejecutar las recomendaciones de ajuste del Fondo Monetario Internacional». Destaca que, mientras las denuncias de corrupción en la Asamblea ocupan el foco de la atención pública, el programa económico de Noboa y las recomendaciones del FMI pasan sin un escrutinio profundo.
Bonos Focalizados y el Control Institucional
El análisis de Aguilar Torres también aborda la estrategia gubernamental de «regalar bonos de manera sabiamente focalizada a los votantes jóvenes mediante supuestas pasantías remuneradas». Esta acción, que ya funcionó en campaña, tiene como objetivo amortiguar una posible reacción social ante medidas económicas impopulares como la **eliminación de subsidios** y la potencial **absorción del BIESS por parte de la banca privada**.
El siguiente paso en la agenda del gobierno, y uno de los más preocupantes para Aguilar Torres, es la toma de control total de las instituciones del Estado. Con vacantes en la Fiscalía General, el Consejo de la Judicatura y las cortes, el presidente parece estar en camino de lograr este objetivo, dada la ausencia de contrapesos efectivos. La Contraloría General del Estado, cuyo titular actual es cuestionado por su inacción en escándalos, es la siguiente en la mira, con rumores sobre un posible juicio político una vez que el control absoluto sea una realidad.
Los Desafíos Pendientes: Calles, Narcotráfico y Pobreza
A pesar de los «óptimos resultados en el diario manejo de la política interna», Aguilar Torres advierte que el mecanismo activado por Noboa se topará inevitablemente con la cruda realidad ecuatoriana: «las calles siguen siendo un infierno; el narcotráfico está saturando de manera demencial el comercio de cocaína mundial, usando a Ecuador como puerto de embarque; y la pobreza aumenta».
Para el abogado, la agresiva intervención de Noboa en el ordenamiento jurídico y su «voracidad por cooptar toda la institucionalidad» solo tendría sentido si su propósito fuera «quedar suficientemente armado para enfrentar la narcopolítica y la violencia urbana». Sin embargo, cuestiona la falta de una «visión de futuro ni objetivos nacionales en el plan económico del gobierno», que se ha limitado a concentrar poder, «canibalizar la administración pública y reducir a cero la obra e inversión públicas». En su opinión, sin abordar la pobreza y sin una recuperación económica, es imposible enfrentar la narcopolítica y los grupos de delincuencia organizada.
Finalmente, Aguilar Torres señala un «otro techo» para el gobierno: la deuda externa ecuatoriana, que se acerca al 80% del PIB, lo cual limita severamente las posibilidades de financiamiento para inversión pública y desarrollo.
El análisis de Aguilar Torres concluye reconociendo el éxito de Noboa en el «decorado del poder», pero dejando en el aire la interrogante fundamental: «¿una vez que esté listo el escenario e investido de todo el poder, Noboa tendrá en mente algo más que la agenda del día siguiente para conducir el país?».