La salud financiera de Ecuador se encuentra en un estado de alerta máxima. Los últimos reportes del Ministerio de Finanzas y organismos internacionales confirman que la Deuda Externa Pública del país ha superado un nuevo récord histórico, escalando peligrosamente por encima del 45% del Producto Interno Bruto (PIB).
Este alarmante crecimiento se da en medio de un contexto de déficit fiscal persistente y la caída de los ingresos no petroleros y, de manera crucial, los petroleros. El próximo gobierno que asuma el mando deberá enfrentar una “tormenta perfecta” económica.
La Presión del Déficit y el FMI
A pesar de los desembolsos recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI) que buscan dar un respiro a las cuentas, el endeudamiento sigue creciendo a un ritmo que supera la capacidad de generación de ingresos del Estado. Los expertos señalan que esta situación impacta directamente en la capacidad del país para cumplir con compromisos esenciales, como los pagos a proveedores, transferencias a gobiernos seccionales e incluso las asignaciones para salud y educación.
“El problema no es solo el monto de la deuda, sino la poca capacidad de repago. Estamos hipotecando el futuro de las próximas generaciones y la falta de liquidez ya está afectando la gestión diaria del Estado,” afirmó un economista local.
El Futuro Incierto
El panorama obliga a la próxima administración a tomar medidas fiscales drásticas e impopulares. El debate se centra en si se deberá recurrir a nuevos impuestos, aumentar el precio de combustibles o renegociar nuevamente los plazos de pago con organismos multilaterales, decisiones que, inevitablemente, generarán una fuerte reacción social. La estabilidad política del país depende ahora, más que nunca, de la transparencia y la efectividad en el manejo de esta crisis de endeudamiento.
Fuente: Información basada en reportes del Ministerio de Economía y Finanzas de Ecuador y análisis económicos recientes.